Comprendiendo el presente, descifrando el futuro:¿Qué problemas económicos nos deja el 2022?
Contexto
A lo largo de todo el año nuestro país estuvo adentrado en una preponderante crisis política y económica; exacerbada por la latente tensión internacional. Estos fenómenos lograron agudizar aún más las dificultades generalizadas que el país acarrea hace décadas.
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Medido en moneda dura, el PBI per cápita del país se encuentra en niveles inferiores a los del año 2011, lo cual representa una anomalía frente al resto de las democracias globales.
Sumado al nulo crecimiento del ingreso, la Argentina registró en el primer semestre del 2022 una elevada tasa de pobreza del 37.3% (de acuerdo al INDEC), la cual marca un incremento de un 27% en sólo 5 años. Cabe destacar que durante el 2022 la tasa de inflación se aceleró, llegando en el mes pasado a un incremento interanual del 92.4% respecto a noviembre 2021.
Problemas económicos
Los principales problemas que la economía Argentina deberá resolver son los niveles de informalidad laboral, la creciente inflación, la falta de reservas internacionales, y, por último, su déficit fiscal.
La informalidad laboral.
Claro es que la pandemia marcó un antes y un después en el mercado laboral, de acuerdo a los datos de la EPH relevada por INDEC, en el primer trimestre del 2021 habían 12 millones de personas ocupadas en Argentina, de las cuales 5,8% tenían descuento jubilatorio (formales) y 2,8 millones eran informales (sin contar monotributistas y demás trabajadores de la economía informal); sumado a 1,3 millones de desocupados.
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En el mismo período pero del 2022, las cifras reportaban mejoras parciales, ya que la cantidad de ocupados ascendió a 12,6 millones y los desocupados se redujeron a 900.000. Ahora bien, lo que se produjo es un cambio cualitativo en el mercado laboral. De los 600.000 puestos de trabajo que se recuperaron, solo 100.000 se generaron dentro del sector registrado. Los otros 500.000 son trabajadores informales (sin descuento jubilatorio). Por ende, el empleo se recuperó a costa de una mayor informalidad.

Los causantes de la creciente informalidad son los altos costos laborales y la existencia de beneficios estatales (planes sociales) para los “desocupados”.
Por ende, será prioritario reestablecer un correcto sistema de incentivos tanto para trabajadores como empleadores que recomponga el empleo formal.
La inflación
La economía Argentina se encuentra bajo un proceso de inflación crónica que se ha agudizado durante el año pasado y el corriente. Desde hace ya un año, la inflación mensual se mantiene sobre el 4%, pero a lo largo de 2022 ha alcanzado picos del 7%.
El gobierno tiene como herramientas recurrir a congelamientos y controles de precios, la renovación del programa Precios Cuidados, restricciones a la exportación de productos alimenticios y la fijación de precios de referencia para la carne vacuna.
La estrategia del gobierno para el manejo de la misma es clara y el plan tiene tres acciones fundamentales: el control de precios, la suba de la tasa de interés y el atraso del tipo de cambio. Sin embargo, esto resulta insostenible en el largo plazo dado que se desajustan los precios relativos. En el año entrante, será prioritario la presentación de una estrategia concreta, congruente y alineada con el contexto actual.
La falta de reservas internacionales
Desde el comienzo del conflicto entre Ucrania y Rusia, el panorama del comercio internacional se vio sumamente alterado. Para el caso argentino, por un lado el mayor precio de las commodities agrícolas supuso un mayor incentivo exportador y un posible mayor ingreso de divisas. De todos modos, el precio de muchos de los insumos que el país importa también se incrementó; el ejemplo más claro de estos son la energía y los fertilizantes, entre otros.
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El nivel de reservas brutas a la fecha es de 39.63 MM de dólares; de las cuales (contando el oro), aproximadamente u$s 5.5 MM son líquidas. Dada la mencionada restricción de divisas, rige un régimen estricto para el pago de importaciones que limita la adquisición de insumos y pone en jaque a la mayoría de las cadenas de valor. Aparte de limitar las importaciones, el país posee una abismal brecha cambiaria del 94% entre el dólar oficial y el libre (CCL) que distorsiona el comercio exterior del país.
Los instrumentos del gobierno para limitar la salida de reservas de su balance son el estricto control de importaciones mediante un complejo sistema de licencias no automáticas y un fuerte cepo que limita la compra oficial de moneda extranjera para las personas físicas y jurídicas. A su vez, para incrementar el nivel de reservas, el gobierno instrumentó un dólar favorable para que los turistas liquiden sus dólares en el mercado formal, un régimen especial para la liquidación de ciertas exportaciones (soja) y la licitación de inversiones energéticas.
La propuesta de las autoridades se centra primordialmente en mantener el nivel de reservas líquidas para cumplir con lo acordado con el FMI. Para la misma, se accedió a créditos con el BID y el Banco Mundial que proveerán reservas líquidas al país sumado a la alta expectativa por los desembolsos futuros del FMI.
El déficit fiscal
Argentina por esencia ha tenido desequilibrios en sus cuentas públicas, de los últimos 60 años, en 47 de ellos hubo déficit fiscal primario. Claro es que con los niveles actuales de riesgo, deuda y emisión monetaria, el financiamiento del mismo es un problema serio.
El Gobierno nacional se comprometió con el Fondo Monetario Internacional en marzo de este año a alcanzar un déficit primario del 2,5% del PBI en el 2022, lo cual representó 50 puntos básicos menos que el déficit obtenido en 2021. Si bien la revisión se aprobó, el desafío continua porque en 2023 las autoridades Argentinas deberán mantener un déficit primario del 1.9% en un año electoral.
El gobierno propone una estrategia mediante la cual pretende la no monetización del déficit, limitar las erogaciones del presupuesto y la incorporación de personal en el estado. Si bien estos datos representan el déficit primario se le debe prestar especial atención al déficit consolidado porque las nuevas medidas de tipos de cambios diferenciales para exportadores repercute directamente en las finanzas públicas.
Es evidente que se necesitan mejoras mayores que logren reducir de manera consistente el déficit, y las mejoras han de ser estructurales por la clara persistencia de este problema.
Conclusión
Los problemas actuales de la economía argentina pueden caracterizarse como problemas crónicos, los mismos son iguales a los presentes en años anteriores. En tanto lo que refiere a las estrategias utilizadas por las autoridades, la mismas son extremadamente similares a las utilizadas previamente. Por lo tanto, sería relevante que las nuevas políticas económicas se adecuen a las realidades y al contexto actual de nuestro país.